—¿Qué estás haciendo aquí? —volvió a preguntarle. La respuesta estaba clara, pero necesitaba oírla.
—Aferrarme a lo mejor que me ha pasado nunca —dijo él. Se apartó de la pared y avanzó hacia ella, tan cerca que Holly pudo sentir el calor de su cuerpo y oír los latidos de su corazón—. Lo más importante. No puedes dejarme.
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